¿Por qué si hubo tantas señales de que se venía un desastre nadie hizo nada? Esta es la pregunta que se hacen muchas empresas cuando investigan las causas de la crisis que están atravesando.
La respuesta es que una serie de trampas mentales se combinaron para impedir que los empleados reconocieran a tiempo los síntomas de que la crisis se iba formando poco a poco.
Las trampas mentales son mecanismos automáticos que nuestro cerebro utiliza para simplificar un problema y llegar a una decisión rápida.
Estas trampas actúan antes de que nuestro pensamiento racional pueda intervenir y con frecuencia conducen a errores graves.
Por eso, no nos dejan ver las amenazas a los objetivos o a la reputación de nuestra empresa hasta que la crisis explota.
Tres de las trampas o sesgos cognitivos que causan crisis a las empresas son:
- El Sesgo de Optimismo
- El efecto Avestruz
- La Hipótesis del Mundo Justo
El lado negativo del pensamiento positivo: el sesgo de optimismo
Consiste en sobrevalorar las probabilidades de que nos pasen cosas buenas y subvalorar las probabilidades de que nos pasen cosas malas.
Esto nos lleva a tener una falsa sensación de control y a pensar que las cosas malas les van a pasar a los otros, pero no a nosotros.
Por eso, la habilidad de las empresas para visualizar las amenazas y preparase para enfrentarlas queda muy debilitada.
Cuando una crisis se desata la empresa queda totalmente confundida y sin herramientas para manejarla
¿Por qué no vi venir esto antes? el efecto avestruz
Consiste en el esfuerzo por mantener una imagen de eficacia ante nosotros mismos y evadir la información que contradice esa autoimagen.
Si surgen señales de que algo se nos sale de control, tendemos a ignorarlas. Si las reconociéramos sería admitir que no somos tan buenos cómo pensábamos.
La necesidad de mantener una autoimagen de eficacia hace que un equipo tienda a no ver los síntomas de una crisis hasta que son graves.
Las cosas malas no le pasan a la gente buena: la hipótesis del mundo justo
Consiste en creer que las cosas buenas le pasan a quienes actúan bien y las cosas malas a quienes actúan mal.
Esto nos permite contener la ansiedad de sentirnos expuestos a cosas malas que están fuera de nuestro control.
Por lo tanto, creemos equivocadamente que si nuestra empresa actúa con prudencia y con honestidad no le pasarán cosas malas fuera de su control.
Guiadas por esta creencia los equipos directivos no visualizan los riesgos de eventos catastróficos para sus operaciones y para su reputación
En Circulo y Medio hemos apoyado más de 40 empresas para desarrollar medidas que anulen los efectos de estas trampas mentales y les permitan intervenir a tiempo para evitar desastres.
Ponte en contacto con nosotros para conocer cómo podemos apoyarte para que tu empresa también desarrolle las destrezas que necesita para prevenir una crisis